Desde la aparición del Macintosh en 1984 muchas cosas han cambiado para la tipografía. Como dijo Robin Kinross, ya en los años 1990, si en el siglo XV la invención de la imprenta constituyó una transformación trascendental para la historia de la escritura y significó el nacimiento de la tipografía, en las dos últimas décadas del siglo XX, el ordenador ha impulsado una auténtica revolución cuya profundidad supera a cualquier otra que haya tenido lugar antes.
Pero si las herramientas informáticas han supuesto una revolución en la práctica tipográfica, hay que señalar que, como ha sucedido en otros ámbitos, la aparición de Internet ha tenido un impacto notable a otros niveles no menos importantes. Así, ha provocado la aparición de un nuevo campo dentro del diseño gráfico –el diseño web- en el que la tipografía todavía está dando sus primeros pasos. Sin embargo, en estos momentos Internet no es el único nuevo lugar para la tipografía. Los dispositivos móviles le están abriendo otros terrenos que colonizar y planteándole nuevos retos, entre ellos las posibilidades de lectura que ofrece el libro electrónico. En paralelo, medios como la pantalla cinematográfica o la televisiva que, desde prácticamente sus orígenes fueron un lugar para la letra, están evolucionando y ampliando su lenguaje.
Por otra parte, y como ha comentado Deborah Littlejohn en la revista Eye, se ha abierto una nueva frontera a la experimentación pues, en el reino digital, los tipos ya no se crean únicamente para las dos dimensiones sino, también, para entornos virtuales. Gracias a ello se están ampliando las competencias de los tipógrafos y diseñadores pero, también, la propia definición del “diseño de tipos”.
Como consecuencia de todos estos cambios, surgen numerosas cuestiones sobre cómo afrontar el uso y la creación de la tipografía en un nuevo contexto, sometido a constantes transformaciones tecnológicas. Para muchos, los modos tradicionales de concebir la tipografía ya no funcionan en el mundo de la pantalla. Así, para el diseñador Jack Yan, la tecnología está cambiando tan rápidamente que la idea de que la tipografía se crea para imprimir está llegando prácticamente a su fin. Los nuevos dispositivos electrónicos empiezan a demandar tipografías específicas y no sólo meras adaptaciones de las ya existentes. Esto implica igualmente un adiestramiento por parte del usuario final, el lector, que no sólo debe familiarizarse con los nuevos dispositivos sino con los nuevos procedimientos asociados a la lectura dinámica.
La situación plantea muchas dudas que comprenden cuestiones muy diversas, desde los derechos de autor hasta el modo en que leen las jóvenes generaciones pasando por el sistema de negocio de las fundiciones y el propio diseño de tipos para soportes cuyo lenguaje es muy distinto entre sí. A día de hoy, estamos casi empezando pues faltan estudios sobre el papel de la tipografía en pantalla y sobre las nuevas prácticas tipográficas así como una verdadera comprensión de este medio. Por todo ello, queremos dedicar la quinta edición del Congreso Internacional de Tipografía a conocerlo y a analizarlo como una manera de abrir camino a investigaciones posteriores.
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