La Asociación de Diseñadores de la Comunidad Valenciana quiere agradecer públicamente las numerosas manifestaciones de apoyo que ha recibido con respecto a la sanción impuesta por la Comisión de Defensa de la Competencia (Conselleria de Economia e Industria) por el libro “El valor del diseño”.
Una publicación que no sólo se trata de un tarifario orientativo obtenido de encuestas a profesionales, sino que es considerado en el sector diseño como una auténtica herramienta de ayuda a los profesionales. El contenido del libro incluye un texto muy didáctico sobre la gestión del diseño firmado por Nacho Lavernia y Manuel Lecuona, cuyo objetivo es el de dar unos criterios que permitan a las empresas usar y sacar el mayor provecho al diseño.
El libro recoge también una investigación de mercado que facilita datos de la profesión, un capítulo que trata sobre los concursos de diseño, otros que indican aspectos legales y fiscales que rodean a la actividad de los diseñadores , incluye también unos modelos de contratos y tiene apartados que aportan datos sobre la propiedad industrial, intelectual y derechos de autor.
Desgraciadamente, la información relacionada con estos contenidos escasea, quizás por tratarse de una profesión relativamente joven en nuestro país. Sin embargo, son aspectos básicos con los que la ADCV intenta clarificar y colaborar así en la normalización de la profesión de diseño, a menudo mal entendida y poco aprovechada. Y pensó que una buena manera de hacerlo era con un libro al alcance de muchos.
Así fue como se originó “El valor del diseño”, un libro que intentaba dignificar la profesión y que hoy se ha convertido en losa al ser considerado por la Comisión de Defensa de la Competencia sancionable por incluir unas tarifas de precios mínimos recomendados.
La ADCV considera totalmente desproporcionada esta sanción con respecto a la naturaleza, tamaño e intencionalidad de la misma asociación. La naturaleza que corresponde a una entidad sin ánimo de lucro, el tamaño de una asociación de ámbito regional y la intencionalidad de únicamente apoyar a la profesión, como objetivo principal cuando se publicó el libro con las tarifas.
Dichas tarifas nunca fueron impuestas a nadie ni obligatorias para el sector, todo lo contrario y como se puede leer en su introducción: “… en la lógica de una economía de mercado de libre competencia, los honorarios de diseño serán el resultado de una negociación de intereses entre el cliente y diseñador. […] los precios finales pueden diferir de unos diseñadores a otros. Se debe a las variables que influyen en el valor definitivo y que son entre otras: la tirada, el área geográfica de difusión, el nivel de oferta y demanda en cada momento, el tiempo de uso…”
En el recurso contencioso-administrativo que ha interpuesto la ADCV contra la sanción se solicita la condonación de la multa y abiertamente lo volvemos a pedir. No se puede dar la espalda a una entidad sin ánimo de lucro con una trayectoria de 28 años, firme y consolidada, que se mantiene activa a pesar del daño de los impagos de deudas públicas de la misma Conselleria que le exige una multa desmedida.