Portada catálogo exposición «D’après» comisariada por Carlos Pérez y Paco Bascuñán, 2005.
Por Lupe Martínez (Espacio Paco Bascuñán)
El día de Navidad nos dejó Carlos Pérez. Algunos le conocisteis personalmente, otros no, pero la gran mayoría de este colectivo habrá visto las exposiciones que organizó, primero en el IVAM, después en el Reina Sofía y en su última etapa para el MuVIM.
Una persona leal, honesta, gran amigo de sus amigos y gran profesional.
«Por más vueltas que le dé no veo exposiciones tan alegres como las suyas. Las hay de muchas clases, ya saben, pero exposiciones felices hay pocas. Si vieron Infancia y arte moderno, inaugurada a finales de 1998 en el IVAM, sabrán a qué me refiero. Las amplias salas del museo rebosaban de juguetes, muebles y libros infantiles del primer tercio del siglo XX, cuando la modernidad comprendió que las nuevas formas de vida, en toda Europa como en la URSS, habían de ser extendidas entre los adultos pero sobre todo entre sus hijos. La pedagogía y las vanguardias recorrían juntas el camino y también compartirían un destino brillante y, ay, a menudo aciago.
Sus exposiciones ponían el acento en que las formas de vida modernas eran muchas, además de la pintura, la escultura y la arquitectura. La modernidad era el cine, la fotografía, las revistas y las nuevas formas de editar los libros, la publicidad, los carteles políticos y de todo tipo. Y el circo, las variedades, Erik Satie, el jazz y el claqué, Josephine Baker y Cole Porter, todo lo que fue posible desde que la luz eléctrica sustituyó a la candela. Las artes gráficas eran las grandes difusoras, a buen precio las revistas y los libros, bien visibles los carteles.
«Sacó del olvido a artistas gráficos como Helios Gómez, Mauricio Amster o Enric Crous Vidal. Sus revisiones de las artes gráficas, en carteles políticos o publicitarios, han sido claves para comisarios mucho más jóvenes que han encontrado así algunos eslabones perdidos. Pues las cosas no se entienden sin el cine, la música popular, la foto y el papel, las artes gráficas.
Sin él sabríamos mucho menos de Torres-García, el artista uruguayo-catalán que del noucentisme de sus murales en el Palau de la Generalitat, encargados por Prat de la Riba, pasó a la abstracción geométrica, que aplicó a los juguetes. Juguetes que Carlos Pérez logró reunir y exponer, y cuyo catálogo es también una obra de referencia internacional. (Extracto del artículo de El País, publicado por Mercè Ibarz).
La estudiosa del diseño Raquel Pelta le recuerda con palabras que comparto: “Leal, culto, divertido, generoso, simpático, ingenioso, trabajador infatigable, brillante, inteligente, moderno, valiente…”. Sí, ese es Carlos Pérez para siempre.»
Sus exposiciones ponían el acento en que las formas de vida modernas eran muchas, además de la pintura, la escultura y la arquitectura. La modernidad era el cine, la fotografía, las revistas y las nuevas formas de editar los libros, la publicidad, los carteles políticos y de todo tipo. Y el circo, las variedades, Erik Satie, el jazz y el claqué, Josephine Baker y Cole Porter, todo lo que fue posible desde que la luz eléctrica sustituyó a la candela. Las artes gráficas eran las grandes difusoras, a buen precio las revistas y los libros, bien visibles los carteles.
«Sacó del olvido a artistas gráficos como Helios Gómez, Mauricio Amster o Enric Crous Vidal. Sus revisiones de las artes gráficas, en carteles políticos o publicitarios, han sido claves para comisarios mucho más jóvenes que han encontrado así algunos eslabones perdidos. Pues las cosas no se entienden sin el cine, la música popular, la foto y el papel, las artes gráficas.
Sin él sabríamos mucho menos de Torres-García, el artista uruguayo-catalán que del noucentisme de sus murales en el Palau de la Generalitat, encargados por Prat de la Riba, pasó a la abstracción geométrica, que aplicó a los juguetes. Juguetes que Carlos Pérez logró reunir y exponer, y cuyo catálogo es también una obra de referencia internacional. (Extracto del artículo de El País, publicado por Mercè Ibarz).
La estudiosa del diseño Raquel Pelta le recuerda con palabras que comparto: “Leal, culto, divertido, generoso, simpático, ingenioso, trabajador infatigable, brillante, inteligente, moderno, valiente…”. Sí, ese es Carlos Pérez para siempre.»