«El diseño está ligado al futuro de las personas, a su calidad de vida, y a la sostenibilidad»
Alejandra Gandía-Blasco, subdirectora creativa y de Comunicación del Grupo Gandia Blasco, protagoniza la tercera entrega de la serie de entrevistas #SomosADCV.
GandiaBlasco, entidad asociada a la ADCV, es una de las firmas de mobiliario con mayor historia de la Comunitat Valenciana, con ocho décadas de trayectoria, y con mayor proyección internacional, con presencia en más de 80 países de todo el mundo. Todo ello, gracias a una filosofía basada en el diseño, la innovación y la sostenibilidad. «Para nosotros, el diseño lo es todo, desde el aspecto más conceptual, relacionado con la identidad de cada una de las tres marcas del grupo y la creación de su imaginario visual, hasta la selección de los diseñadores y la edición de nuestros productos. Somos creativos, más que fabricantes», afirma.
El grupo Gandía Blasco cumple 80 años en 2021, lo que la convierte en una de las firmas con mayor historia en la Comunitat Valenciana. Desde esta perspectiva, ¿cómo ha evolucionado la relación de la empresa con el diseño?
La empresa que mi abuelo fundó, en 1941, estaba especializada en la producción de mantas. Es obvio que el contexto sociocultural de aquel entonces no tenía nada que ver con el de ahora: en plena posguerra española, sin las necesidades básicas de la inmensa mayoría de ciudadanos cubiertas y con la compleja situación en Europa, era imposible pensar en diseño y cultura. Apenas se escuchaba hablar de la Bauhaus. Fue en los años 80, con el cambio generacional de la empresa, cuando mi padre, José Gandia-Blasco Canales, se rodeó de profesionales del grupo La Nave y otros diseñadores jóvenes e introdujo el diseño en Gandia Blasco S.A. Fue una época de cambios socioculturales que afectaron a todas las áreas de la empresa, no sólo al diseño de producto y la comunicación, el diseño no puede ser un lavado de cara. Desde entonces, la relación con el diseño fue evolucionando bajo la dirección creativa de mi padre, el trabajo de todo su equipo y los diseñadores con los que fuimos y seguimos colaborando, hasta la creación de la marca GAN, con Mapi Millet como directora creativa, y, desde hace poco, la marca DIABLA.
¿Cómo ha afectado la pandemia (si lo ha hecho) en la demanda o necesidades de vuestros clientes?
En nuestro caso, hemos detectado una mayor demanda de productos de exterior. Parece que valoramos más las terrazas, patios, balcones,… la vida al aire libre, y no creemos que esto sea una tendencia, sino un cambio real en el día a día de todos. Hay una respuesta emocional; las personas queremos estar a gusto en casa, con productos afines a nuestras necesidades. Hemos notado un aumento en la demanda de alfombras de diseño y complementos de interior, que ofrece nuestra marca GAN, tanto de productos como propuestas de interiorismo.
"Hay que cuestionarse muchas cosas al diseñar; entender procesos y valorar si aporta valor emocional, funcional, estético. No se debería crear solo por un beneficio directo, sin importar impactos"
¿Cómo definiríais el diseño de los muebles de Gandia Blasco? ¿Cuál es su fuente de inspiración?
Las colecciones de muebles más representativas de la marca Gandia Blasco transmiten un estilo de vida muy nuestro, del lugar donde nacieron; están inspiradas en la arquitectura blanca ibicenca, caracterizada por diseños arquitectónicos de líneas limpias, sin ornamentos superfluos, reflejo de un estilo de vida sencillo, volcado a la vida en el exterior y el disfrute de las horas de luz. Los diseñadores con quienes trabajamos reconocen el estilo de la marca y la filosofía de la empresa. Trabajamos con ellos precisamente por eso; captan nuestra esencia y la reinterpretan, según su estilo y su personalidad.
Como comentabas, Gandía Blasco colabora con diferentes profesionales del diseño. ¿Qué aporta a la empresa este trabajo en colaboración?
El punto de vista de los diseñadores enriquece mucho; es cómo nos ven desde fuera según su cultura y personalidad. Esto siempre es necesario. Y trabajamos con profesionales de la creatividad de distintas nacionalidades. Reconocen el estilo de nuestras distintas marcas y las interpretan a su manera. Muchas veces, es un trabajo en equipo.
¿Cómo se elige a los profesionales con quienes se va a trabajar?
GandiaBlasco, GAN y Diabla elige de manera distinta a los diseñadores con los que colaboran, según la estrategia creativa, de producto y comunicación de cada marca y su propia personalidad. Los diseñadores deben fluir con la marca y entenderla muy bien. En muchos casos, pueden ser diseñadores noveles; no es necesario que sean reconocidos. Las distintas direcciones creativas de nuestra empresa saben escoger a los diseñadores por afinidad; para nosotros es importante conectar emocionalmente con ellos.
El grupo lanzó una segunda marca, Diabla. ¿Por qué se tomó esta decisión y qué ofrece?
Mi padre siempre ha reconocido el talento de los creativos emergentes, tiene esa capacidad de detectarlo, y les ha dado la oportunidad de desarrollarlo siempre que ha podido. La empresa ha editado varios proyectos de diseñadores desconocidos y estudiantes, que, en algunos casos, han gustado mucho. A lo largo de los años, hemos recibido decenas de propuestas originales, con un carácter demasiado informal para incluirlas en la marca GandiaBlasco, caracterizada por el diseño de muebles más arquitectónicos y sobrios. Por eso, pensamos que lo mejor sería crear una nueva marca, con ese espíritu inspiracional asociado a un estilo de vida más casual y nómada. Diabla es la evolución de la empresa hacia las nuevas generaciones, una toma de contacto con las formas actuales de vivir los espacios de exterior, desde nuestro punto de vista, según nuestro contexto sociocultural y la globalización. En cada sociedad es distinto, según el mercado.
¿Cuáles han sido las claves que han propiciado que una empresa familiar valenciana lleve sus diseños a más de 70 países?
No hay claves concretas. En nuestro caso, es un proyecto de vida, es la personalidad de mi padre. En sus comienzos, y tras mucho esfuerzo, hizo equipo, transmitió su filosofía de empresa más allá de los productos diseñados, e hizo realidad su sueño, esa pasión por la vida al aire libre y por la naturaleza que siempre ha disfrutado, desde que era un crío, y el cariño por la cultura del diseño, por sentirse rodeado de belleza. La excusa para conseguirlo le llevó a diseñar muebles con los que crear espacios, ambientes únicos, para vivir experiencias inolvidables. Por eso, es el principal diseñador de la marca GandiaBlasco. Suyas son piezas icónicas de la empresa, ligadas a imágenes que han dado la vuelta al mundo y han trascendido el producto expresando esas emociones. Tras él, los diseñadores con los que hemos ido colaborando, entre ellos Mario Ruiz, Borja García, Luca Nichetto, Soren Rose, entre otros, han interpretado el estilo de vida GandiaBlasco desde su personalidad y su modo de vivir el exterior.
A lo largo de los años, nuestra empresa, de origen textil, ha evolucionado la marca GAN, que lleva más de 20 años desarrollando estos orígenes con el diseño de alfombras, complementos y espacios GAN, elaborados artesanalmente en India, gracias a la dirección creativa de Mapi Millet, y a los conceptos originales de diseñadores respetados y reconocidos, como Patricia Urquiola, Raw Edges y Sebastian Herkner, entre otros. La marca sigue un proyecto social hacia la sostenibilidad.
Diabla, la marca más reciente y casual del grupo, que nace de las decenas de propuestas recibidas entre estudiantes y talentos emergentes, de carácter informal y un precio medio, es un proyecto inspiracional con una actitud un tanto irreverente y atrevida. Muebles y complementos de diseño para espacios pequeños al alcance de un target distinto al de la marca GandiaBlasco.
Gracias a las distintas direcciones creativas de las tres marcas y al alma máter de la empresa, que es su capital humano, han conseguido diferenciación y reconocimiento. Tienen su propia esencia dentro del Grupo, suponen el valor intangible del diseño aplicado a todas las áreas de la empresa, gracias al aporte de los grandes diseñadores con los que trabajamos y del equipo propio al completo.
La innovación en GandiaBlasco no se limita al diseño, sino que, también, ha introducido nuevas propuestas, como las pérgolas bioclimáticas. ¿Cómo se abordan estos procesos?
Las pérgolas bioclimáticas son una evolución de la línea de pérgolas que mi padre, José Gandia-Blasco Canales, desarrolló hace más de 20 años. Es el paso del mueble a la microarquitectura. El hecho de que sean bioclimáticas es causa de los avances en la tecnología aplicada a muebles y productos de exterior; es una adaptación a los nuevos hábitos de consumo y a las necesidades de las personas. Parte del deseo de transmitir y hacer posible el disfrute de la vida en el exterior los 365 días del año, de noche y de día, sin importar las condiciones climatológicas.
Una de las grandes tendencias es la sostenibilidad. ¿En qué estrategias o acciones trabaja el grupo en este ámbito?
No creo que la sostenibilidad sea una tendencia; siempre han habido empresas sostenibles sin normas ni certificados que las justificaran. Hoy en día, es necesario justificar que lo eres, somos conscientes de que es una necesidad real, por eso tratamos de optimizar procesos y hacerlos lo más sostenibles posibles. Con nuestra marca GAN, sí que diseñamos productos elaborados con materiales 100% sostenibles, como lana y fieltro reciclado, y realizamos una labor social en India. Con las marcas GandiaBlasco y Diabla, especializadas en el diseño de muebles de exterior, pérgolas y complementos, llevamos a cabo la optimización de los desperdicios y el cumplimiento de algunas normas ISO relativas a los procesos semi-industriales y otras mejoras. Además, la producción es casi al 100% local.
"Las pérgolas son el paso del mueble a la microarquitectura. El hecho de que sean bioclimáticas, por los avances en la tecnología, supone una adaptación a los nuevos hábitos y necesidades de las personas"
¿Cuál crees que es la percepción del diseño español en otros mercados?
Creo que, aunque seguimos tras la sombra del diseño italiano y la cultura del diseño no acaba de asentarse en España, está bastante diseminada por las principales ciudades. Cada vez hay más marcas de diseño y profesionales españoles competentes con proyección internacional. Valencia será capital mundial del diseño en 2022 y esperamos que ello apoye el lanzamiento del talento del diseño valenciano y español.
¿Qué crees que puede suponer en la práctica esta designación de València como Capital Mundial del Diseño?
Formamos parte de las pocas empresas que apoyaron la candidatura y la verdad es que estamos muy orgullosos del órgano constitutivo que luchó por ello (la propia ADCV, Marisa Gallén, Luis Calabuig, Xavi Calvo, Vicent Martinez…). Entre todos, logramos conseguir el reconocimiento cultural de la ciudad y de los grandes profesionales que forman parte de ella, pero también de la ciudadanía, Valencia se lo merece, poner en valor la cultura como motor de cambio es fundamental. Por eso queremos seguir formando parte como impulsores y apoyar las iniciativas públicas y privadas que están gestándose y que el diseño se viva en las calles.
¿Qué recomendarías a un joven que aspire a dedicarse profesionalmente al diseño de mobiliario?
No soy quien para sentar cátedra. Quizás, que entienda que diseñar mobiliario no implica únicamente crear un mueble. Hay que cuestionarse muchas preguntas antes de diseñar cualquier objeto; entender procesos, consecuencias y valorar si realmente aporta valor emocional, funcional, estético. Se debería evitar diseñar simplemente para obtener un beneficio directo, sin importar el impacto sociocultural y ambiental.
Mirando al futuro, ¿cuáles crees que serán las tendencias que marcarán el diseño a corto, medio y largo plazo?
No me gusta hablar de tendencias, la verdad. Creo que los valores que perduran en el diseño son atemporales, pero está claro que ya hace un tiempo que el diseño no es sólo una asignatura destinada a crear objetos industriales o artesanales; el diseño implica estrategias creativas, planes de acción, experiencias, sensaciones…es parte de un proceso mental, aplicable a cualquier disciplina, en la vida y lo que nos rodea. Inevitablemente, vamos hacia la sostenibilidad. La saturación del mercado y la obsolescencia programada de los objetos que nos rodean y los deshechos que acumulamos, son un problema grave, que, seguramente, nos haga recapacitar acerca de por qué y para qué diseñamos, cuáles son los procesos que implican, sus consecuencias y qué ocurre con el objeto una vez usado. El diseño del futuro está ligado al futuro de las personas y a su calidad de vida; la ignorancia y la egolatría del diseñador son muy atrevidos. Vista la saturación del mercado, espero que se pueda ir más allá de los objetos físicos y se hable del diseño de estrategias, experiencias, métodos conceptuales, con una pragmática estudiada y ejecutable que mejore la vida de todos.