Aunque no existe una definición formal del sector, la UNESCO propone como descripción de Industrias Creativas: “Aquellos sectores de actividad organizada que tienen como objeto principal la producción o la reproducción, la promoción, la difusión y/o la comercialización de bienes, servicios y actividades de contenido cultural, artístico o patrimonial”.
Las Industrias Creativas (IICC) comprenden un conjunto de actividades cuyo origen es la creatividad e innovación que no sólo contribuyen a la generación de riqueza y empleo, sino que también actúan como elementos vehiculares en la transmisión de la identidad cultural.
Entre los sectores productivos que forman parte de las IICC se encuentra el diseño, en todas sus disciplinas, pero también edición, software, comunicación, música, cine, publicidad, arquitectura, arte escénico, artesanía, vídeojuegos, audiovisuales, arte, gastronomía, … entre otros.
En el actual escenario socioeconómico, el valor de las industrias creativas está muy por debajo de su gran potencial. En general, falta el reconocimiento de su capacidad como generador de riqueza. Sin embargo, cifras extraídas de informes de la UNESCO* indican su importancia económica y comercial de este sector.
Aseguran los expertos que si hablamos de industrias culturales en España, supondría cerca del 5% del PIB en 2010 y empleo para 800.000 trabajadores. Afirman que los resultados podrían ser mucho mejores, pero para ello es necesario dotar de recursos, apoyar iniciativas y diseñar políticas en este sector como clave para el desarrollo económico.
Según el Informe de las Naciones Unidas sobre la Economía Creativa publicado en el año 2013, las industrias creativas impulsan las economías y el desarrollo. Pero la creatividad y la cultura tienen además un valor no monetario significativo que contribuye al desarrollo social inclusivo, al diálogo y al entendimiento entre los pueblos. El texto citado incluye ejemplos que así lo demuestran.
A nivel local, el Consell Valencià de Cultura publicó en el mes de abril un Informe sobre la situación de las industrias culturales del Sector del Libro, Artes Escénicas y Audiovisual.
En él manifiesta esta institución: “Hasta ahora las políticas culturales han pretendido satisfacer los derechos culturales, prestando poca atención a la relación entre la Cultura y la Economía, como si fuesen términos divergentes y casi antagónicos. Pero esta situación debe cambiar, tanto por el reconocimiento del impacto cada vez más destacado de las actividades culturales en el bienestar de la ciudadanía como por los efectos que puede tener como factor de innovación y transformación. Las políticas culturales deberían convertirse en estratégicas, con capacidad para determinar la competitividad de los territorios.”
También asegura que la creatividad, el ingenio y la excelencia han de estar en los cimientos de toda actividad humana de progreso y, mucho más, en la labor cultural. Además, afirma que las actividades culturales y creativas, no sólo afectan al impacto económico (directo e indirecto), sino que generan efectos positivos sobre las personas en ámbitos sociales esenciales.
Y concluye: “En la actual situación de crisis, todas las oportunidades que puedan estimular el crecimiento de la economía, abrir nuevos horizontes de trabajo y de productividad, al tiempo que apostar por unos valores sociales más allá de la competitividad, deben ser motivo de reflexión. Y la Cultura y la Ciencia constituyen un eje central que puede convertirse en un factor estratégico, sobre todo cuando viene produciéndose un aumento de su aportación al PIB nacional.”
La ADCV apoya totalmente estas afirmaciones y pretende hacer una llamada de atención sobre la industria creativa de la Comunidad Valenciana que se constata potente, diversa e innovadora y cuyo papel debería ser decisivo como impulsor del desarrollo económico, cambio social y calidad de vida. Para ello es fundamental diseñar estrategias globales que permitan esa mejora general a partir de las industrias creativas.
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* Se estima que las industrias culturales y creativas contribuyen en torno al 3,4% del PIB mundial, y entre el 2% al 6% del PIB de numerosas economías nacionales: 2,6% del PIB de la Unión Europea, con cinco millones de empleados en el sector. Fuente: Informes de la UNESCO, 2006 a 2009.