Para Mario Comín es muy difícil elegir un clásico porque «la breve historia del diseño está plagada de grandes productos».
Ahora vuelve la tendencia de dar valor a la función y eliminar lo superfluo, y por ese motivo uno de sus clásicos preferidos es la silla Selene (1969) del gran maestro, arquitecto y diseñador italiano Vico Magistretti (1920-2006).
«Esta silla apilable fabricada en resina de poliéster reforzada con fibra de vidrio representa por un lado la perfecta fusión entre forma y función. En ella se elimina todo aquello que no es funcional y se construye estructura con sus formas (los pliegues en S de las patas aumentan su resistencia permitiendo el uso de paredes más finas)».
Es una de las primeras piezas en las que el plástico ganó la partida a los materiales hasta entonces empleados en la fabricación de sillas como la madera o el metal, abriendo el camino de este nuevo material al mobiliario de hogar y creando una tendencia que llega con fuerza hasta nuestros días.
Inicialmente fue fabricada por Artemide y actualmente por Heller con materiales más industriales como el nailon y el policarbonato.